Uno de los mejores hoteles en los que hemos estado, definitivamente recomendaré hospedarme aquí. El sitio es increíblemente especial, te encuentras en medio de un oasis, rodeado de acantilados que están justo al lado del océano. Las instalaciones del hotel son excelentes, tuvimos el placer de hospedarnos en "Cueva Del Mar" y el hecho de que puedas escuchar el sonido del océano desde la terraza de tu habitación es simplemente increíble. Ambas piscinas también son geniales y la comida es deliciosa, tienes muchas opciones diferentes para el desayuno, el almuerzo y la cena. El chef Alejandro se asegurará de que comas de maravilla. El personal es muy amable y servicial, y el desayuno incluido tenía muchas opciones y también alternativas vegetarianas. Está realmente apartado y puedes disfrutar plenamente de la naturaleza, pero la siguiente ciudad está a sólo 15 minutos en coche. El servicio fue excelente y el personal muy amable y atento. La instalación está cerca de la naturaleza y es espaciosa, diseñada con gran atención al detalle. Buen servicio con corazón. Un lugar agradable también para los niños, que son bienvenidos y tienen algo que descubrir en todas partes.
Difícil acceso sin coche de alquiler. El viento no nos permitió disfrutar mucho de la terraza, la cual no está muy resguardada y en Guayedra suele haber viento racheado. El lugar donde sirven el desayuno es pequeño y al aire libre, lo cual no parece muy higiénico ya que los paños que lo tapan acaban sucios y todo el mundo los toca. El desayuno es muy básico e igual todos los días, considerando el precio que pagamos, dejaba mucho que desear.