El paseo desde el parking hasta la necrópolis es muy bonito y tranquilo. A pesar de que estaba cerrado cuando llegaron, el paseo valió la pena. Además, es interesante ver las tumbas de los guanches y conocer nuestro pasado enriquece. También es destacable que no hay tiempo de espera para visitar el lugar y no es necesario hacer una reserva. El pueblo de Arteara, donde se encuentra la necrópolis, es pintoresco y el paseo por sus calles resulta agradable.
Una de las críticas menciona que la necrópolis estaba cerrada al llegar, lo cual indica una falta de información al respecto. Además, otro comentario menciona que el terreno puede resultar difícil si no se es bueno a pie. Por otro lado, se destaca que la calle del pueblo de Arteara es estrecha y puede haber problemas de aparcamiento si se acerca otro coche. También se menciona que el museo de la necrópolis no está abierto debido al Covid-19, lo cual puede ser una decepción para algunos visitantes.